Cada noche desde que se declaró el inicio de la pandemia en México, el doctor López Gatell se presenta ante la nación para dar las noticias, buenas y malas, que corresponden al avance de esta emergencia y, junto con él, un equipo de intérpretes repite tales noticias con un arsenal de gestos y expresiones para garantizar que los aproximadamente 130,000 mexicanos que pertenecen a la comunidad de sordos, así llamada por la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, esté al día con las novedades.
Esta práctica no solo da cumplimiento a la ley antes mencionada, también es una expresión de nuestra solidaridad nacional.
Según la Academia Mexicana de la Lengua, México no es un país con una sola lengua oficial, entendiendo esta como la lengua en la cual se ejerce el gobierno; para nuestro país hay dos lenguas oficiales: español y náhuatl. Además, contamos con múltiples lenguas nacionales que son aquellas que representan un patrimonio cultural tangible, entre ellas las 68 de los pueblos originarios y, desde el 30 de mayo de 2011, el Lenguaje de Señas Mexicano (LSM).
Los intérpretes que se presentan cada noche trabajan en equipo y se turnan durante la hora que dura la conferencia informativa. No es de extrañar ver a tres o cuatro personas interpretando en tiempo real la información, cada una de ellas dando su propio estilo a su participación, y es que, para el ojo no entrenado, el LSM es un misterio, cuando no una distracción. Al igual que todos los lenguajes, el LSM tiene su propia gramática, su propia sintaxis y un léxico que se ha ido desarrollando a lo largo de los últimos doscientos años. Sin ir muy lejos, en México contamos con dos variantes del LSM: la estándar y la maya, ambas reconocidas como lenguas nacionales.
La labor de estos intérpretes, como lo sabe cualquiera que haya tenido que interpretar el español a otras lenguas, es titánica. Entre las diferencias más señaladas entre el español y el LSM se puede destacar la ausencia de artículos y géneros gramaticales y la inicialización, que es un proceso en el cual una seña con significado global inicia posicionando las manos para configurar la letra inicial. Con un poco de atención, incluso quien no signa puede notar que aquellas palabras nuevas, como el nombre de la enfermedad, son las que causan más problema a la comunicación. Es mucho lo que como sociedad le debemos a su interpretación.
El 30 de mayo se reconoció el Lenguaje de Señas Mexicano como lengua nacional y se celebra como tal el 10 de junio. Es justo reconocer la labor de quienes ponen las noticias en manos de nuestros compatriotas para mantener a todo México sano y comunicado.
Para saber más:
Academia Mexicana de la Lengua (2017) Lengua nacional y lengua oficial ⟮Mensaje de blog⟯. Recuperado de http://www.academia.org.mx/espin/respuestas/item/lengua-nacional-y-lengua-oficial
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (2016) Ley general para la inclusión de las personas con discapacidad y su reglamento. México, D.F: CNDH
Cruz-Aldrete, M. (2014) Hacia la construcción de un diccionario de Lengua de Señas Mexicana. Revista de Investigación, 38(83), pp. 57-80. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/3761/376140398005.pdf
Serafín De Fleischmann, M. E. y González Pérez, R. (2011) Manos con voz. Diccionario de Lengua de Señas Mexicana. México, D.F: Libre Acceso/CONAPRED