¿Podría la humanidad haber avanzado sin escritura? Muy posiblemente, no. La escritura es una de las tecnologías más elaboradas que ha generado el ser humano; es un invento fascinante que evolucionó de muescas a letras y permitió lo que ningún otro sistema había podido: conservar registros intactos e inamovibles, independientes de la capacidad de los usuarios para retener mensajes orales.
Es verdad que la escritura no siempre tuvo tantos usos como los tiene ahora. Inicialmente su función se limitaba a llevar un registro de transacciones comerciales; con el tiempo, esta función fue rebasada por la posibilidad de registrar observaciones, creencias, pensamientos, emociones, vivencias… Usar la escritura es un privilegio; entender lo que los mensajes escritos dicen, otro. Incluso en un mundo digitalizado como el nuestro, no podemos negar que quien desea acceder al conocimiento debe pasar por un proceso de alfabetización que le permita comprender lo que otros han escrito y, lo que es aún mejor, es la vía que permite a cada uno generar conocimiento nuevo.
El Tecnológico de Monterrey no es ajeno a esta realidad. De hecho, desde su fundación ha tenido claro que la escritura es el mediador natural del pensamiento, del arte, del conocimiento y de la cultura. En nuestra Institución, la comunidad académica ha producido y publicado libros de texto, manuales, libros de divulgación, novelas, poemarios, guiones, registros de patentes, artículos científicos y de divulgación, editoriales en periódicos de gran prestigio… En pocas palabras, el Tecnológico de Monterrey está convencido de que, para dejar huella, no hay mejor recurso que la escritura, vehículo por antonomasia de la construcción del conocimiento académico.
Precisamente en este sentido es que el Tec, desde hace cerca de cuarenta años, ha integrado a sus planes de estudio materias que han permitido a sus estudiantes desarrollar y fortalecer su competencia comunicativa. Hasta los planes de estudio vigentes, los estudiantes aprenden a leer, escribir y comunicarse de manera oral en clases en las que los profesores los exponen a situaciones de aprendizaje semejantes a las reales a fin de que realicen sus prácticas comunicativas. Ahora, en el contexto del Modelo Tec21, la idea es personalizar los aprendizajes y crear en cada estudiante la necesidad de ser autónomo al enfrentarse a situaciones comunicativas reales, embebidas en retos que demandan combinar competencias y dar cuenta de los logros mediante la combinación de códigos lingüísticos diversos. Por esta razón, nuestra Institución ha decidido dar un paso más y ha incorporado, a sus espacios de aprendizaje, los centros de escritura.
La tarea de los centros de escritura será acompañar a los estudiantes para que, en un auténtico diálogo socrático, sean capaces de encontrar las palabras, los formatos, las construcciones, los procedimientos discursivos que les permitan representar sus observaciones y sus hallazgos. Parece fácil; sin embargo, en un contexto en el que todo está a un clic de distancia, las tareas de los centros de escritura serán muchas: guiar a sus usuarios en la selección de información confiable, ayudarles a distinguir sus ideas de las ajenas, a elegir las palabras justas que refieran las experiencias de aprendizaje…; en pocas palabras, a que cada uno encuentre su propia voz. En resumen, la escritura es uno de los más maravillosos inventos de la humanidad; el alfabeto y lo que podemos hacer con él es lo que nos une como especie y nos distingue como individuos. La meta es que sepamos distinguir entre formas de expresión para que consigamos representar los conocimientos que generamos, las ideas en las que creemos, los sueños que tenemos.
Referencia
Leal Isida, R. (opinión editorial), Cervantes, C. (producción) y Hernández, I. (coordinación general). (22 de octubre de 2018). Escribir en el Tec [Perspectiva. Revista en radio]. En Escuela de Humanidades y Educación. Monterrey, México: FrecuenciaTec. Disponible en https://mx.ivoox.com/es/player_ej_29556802_4_1.html?c1=ff6600′