Te has preguntado ¿cómo empiezo a escribir mi ensayo?, ¿cuál es la mejor forma para plasmar las ideas que tengo en este tipo de documento? A continuación, te presento cinco notas que puedes considerar. ¡Aprovéchalas!
Un ensayo…
1. Es un género discursivo que comparte características con los géneros informativos y con los literarios. Tener presente esta naturaleza bilateral te ayudará durante el proceso de escritura. Es informativo, porque los datos que presenta denotan un conocimiento profundo y actualizado del tema, así que, para escribir, debes, en primer lugar, elegir un tema que conozcas bien (o tener una sólida documentación, hecha ex profeso).
2. Tiene algunas características de texto literario y muestra el estilo del autor por lo que el tono en que está escrito puede ser variable de un ensayo a otro (libertad que un género más académico no puede permitirse). Lo anterior se debe, principalmente, a que el ensayo presenta siempre una opinión del autor así que, antes de comenzar a escribir, necesitas tener clara tu postura.
Por ejemplo, si has elegido el tema “la medicina alternativa ante la medicina tradicional" debes tener claro si buscas: exponer sus ventajas y dejar claro que está comprobado que los pacientes tienen mejoría; o bien, si pretendes explicar cómo la medicina alternativa no ha mostrado una mejoría mayor a la que produciría un placebo; otra opción sería plantear que cada vez más la medicina alópata se apoya más en la alternativa; entre muchas otras opciones.
3. Demuestra que una postura u opinión es válida. ¿Qué vas a decir sobre tu punto de vista para convencer a los lectores de que estás en lo correcto? Estos soportes son las columnas del edificio de nuestra idea, así que deben ser lógicos y sólidos. Decide cuáles y cuántos serán los grandes argumentos. Estos, sean tres o cinco, deben justificar la propuesta inicial para conformar el cuerpo del texto. En un ensayo no caben párrafos que den "información extra", todas las ideas expuestas deben estar dirigidas hacia el mismo objetivo.
4. Concluye con un recordatorio breve de cómo la opinión manifestada se sostiene en los argumentos. Debes resistir la tentación de seguir agregando argumentos nuevos en esta sección o bien de escribir una moraleja.
5. Atrae la atención del lector debido a que tú, como autor, eliges, entre el abanico de ideas que has considerado, el dato más impactante, la cifra más atractiva o la anécdota más curiosa que sirva para capturar a la audiencia desde la introducción del texto. Escribir la introducción al final es altamente recomendable, aunque parezca contradictorio, porque si escribes la introducción cuando ya conoces el resto del texto, eliminas la posibilidad de hacer una introducción que “anuncie” algo que no retomarás al redactar.
¡Mucho éxito en tu proceso!
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